Eugeni Roselló, más allá del límite
"Lloré mucho al llegar. Sentí una alegría inmensa, indescriptible ".
Eugeni Roselló
Joan Josep Pallàs
25/01/2013 19:43
La maratón, la prueba más dura del atletismo
convencional, obliga a correr a los participantes una distancia
ligeramente superior a los 42 kilómetros. Multipliquémomosla por diez.
Añadámosle frío, viento, lluvia, barro, nieve y un desnivel positivo (no
tiene nada de bueno, significa hacia arriba) de 12.000 metros durante
el recorrido. ¿Realmente existe esta locura? Pues sí. Se llama 'Spine
Race', son 430 kilómetros desde la salida hasta la llegada y los mismos
organizadores la presentan como “la carrera más brutal que se disputa en
Gran Bretaña”.
La última edición se disputó la semana pasada y la ganó un catalán de la Pobla de Segur. Se llama Eugeni Roselló, tiene 32 años y, varios días después de que terminara esta bestialidad inclasificable, está en casa pasándolas un poco canutas. Le hacen curas en las dos piernas. Aún ahora le quitan piedras y barro de dentro de la piel infectada. Después de una carrera tan salvaje, se trata de daños colaterales 'previsibles'. Deberá estar así diez días más. Parado en casa. Y ya tiene ganas de salir a entrenar. Es un enfermo. 5 días y 4 horas corriendo
Eugeni no sólo ganó. Dejó a todos alucinados. Tardó 5 días, 4 horas y 52 minutos en completar el recorrido, un crono impresionante, rebajando el récord de la prueba en más de 20 horas. Una animalada. Iba tan rápido que le hicieron un control sorpresa a media carrera. Los organizadores le pusieron un tipo a correr al lado: le aguantó el ritmo 8 kilómetros, le felicitó y le dijo que siguiera adelante. Y lo hizo, a toda castaña, sin mirar atrás, solo contra sí mismo.
Durmiendo una hora al día. Es tan extrema la prueba que a ratos tenía alucinaciones. “Cuando me faltaba poco hablé con un amigo mío de la Pobla que se llama Notre, 'va ya llegamos', le decía. Pero en realidad no estaba a mi lado, claro”, explica Eugeni. Fueron pequeñas fugas mentales, no muy graves, porque los médicos aprovechan los cinco puntos de control para examinar a los corredores y si le hubieran visto muy mal no le hubieran dejado seguir.
Esta prueba supera todos los límites de la lógica del esfuerzo físico humano. Es por eso que le gusta a Eugeni. “Estoy un poco loco”, ríe, pero recupera un puesto más serio enseguida: “Me gusta hacerlo, marcarme objetivos aparentemente imposibles, porque cuando acabas la felicidad es inmensa, ni un Barça-Madrid te provoca algo así”, añade como guiñando el ojo a Carles Puyol, nacido en su mismo pueblo y del que es amigo.
En la Pobla, a Eugeni todo el mundo lo conoce como el 'Plus', porque en este pueblo de la comarca del Pallars Jussà quien más quien menos tiene un alias. A él le pusieron ese porque desde pequeño trabaja en el supermercado familiar, que se llama así. Ahora el alias le encaja aún mejor. Debes tener un plus muy grande para atreverte a participar en una carrera así y encima ganarla. El recibimiento que le dispensaron una treintena de personas de la Pobla , todos de diferentes pandillas, cuando volvió de su aventura en el aeropuerto de Girona aún le emociona.
Eugeni se entrenó mucho para llegar preparado. El último mes y medio salía a correr todos los días procurando provocar las mismas condiciones que se encontraría. “Unas dos horas al día, de vez en cuando dos sesiones y, los domingos, de 8 a 10. Buscaba nieve, barro, y todo con 8 kilos en la espalda, que son los que debía llevar encima en la Spine Race. En Año Nuevo no salí”, destaca como felicitándose de tanto sacrificio. Suele correr por lugares bucólicos de su entorno, que transforma en inmensos campos y montañas de entrenamiento. Vall Fosca, Montcortés, Boumort, Pessonada, Colomina son nombres habituales de sus rutas.
Es un hombre que ama su tierra. Ahora ha decidido conocer el mundo a través del deporte. Le cuesta dinero, pero se lo pasa en grande. Es su pasión, difícil de entender por los demás. ¿Por qué ir más allá del límite?, nos preguntamos. “Lloré mucho al llegar”, reconoce. Eran lágrimas de alegría
Su gesta, en primera persona
DORMIR
“Dormí una hora cada uno de los cinco días. Al final del recorrido veía borroso, me costaba mirar el GPS. Tuve alguna alucinación”.
COMIDA
“No me paraba mucho tiempo en los puntos de avituallamiento. Me examinaban los médicos de la organización, me hacía un par de bocadillos y 'torronets' (barras energéticas) y ya está”.
IDIOMA
"Una vez apuntado, me di cuenta que el inglés era obligatorio. Tuve que dar clases durante dos meses antes, los siete días de la semana. Lo que mejor sé decir es 'I lost my way ' (me he perdido). No debí utilizarlo mucho”.
ORIENTACIÓN
"Sólo me perdí a 10 kilómetros del final y el GPS se me había quedado sin batería. Llevaba hasta 400 mapas de la zona y había memorizado algo. Esto me salvó, pero fue duro tirar atrás. Acabé haciendo 438 kms”.
RETIRADA
"No puedes pensar en retirarte nunca. Si lo piensas es peor. No tienes que dudar nunca. Yo pasé momentos terribles, pero no dudé nunca ".
SOLEDAD
"Empecé a correr con Joel Jaile, otro catalán, pero él se tuvo que retirar. Hacer la carrera solo extrema la concentración".
RESISTENCIA
"Esto es supervivencia. No hay asistencia. Con la carrera acabada fueron a rescatar a cinco personas que se congelaban a 50 kilómetros".
GANAR
"Lloré mucho al llegar. Sentí una alegría inmensa, indescriptible ".
SUFRIMIENTO
"En las fotos no me reconozco. Las dos últimas horas de carrera tenía un dolor muy grande en las piernas. La nieve que se acumulaba entre la lengua de los zapatos y la tibia se hizo hielo y me iba picando en cada zancada. Cuando terminé lo tenía todo hinchado y lleno de sangre. Todavía hoy me están haciendo curas. Me sacan barro y piedras de la piel infectada. Me quedan de diez a ocho días más de tratamiento ".
DINERO
"No hay premios en metálico. Todo ello me ha costado 1.200 euros. No tengo patrocinadores. Sólo la marca Bussetus me cede material. Y una tienda de la comarca, cosas de Salomon"
La última edición se disputó la semana pasada y la ganó un catalán de la Pobla de Segur. Se llama Eugeni Roselló, tiene 32 años y, varios días después de que terminara esta bestialidad inclasificable, está en casa pasándolas un poco canutas. Le hacen curas en las dos piernas. Aún ahora le quitan piedras y barro de dentro de la piel infectada. Después de una carrera tan salvaje, se trata de daños colaterales 'previsibles'. Deberá estar así diez días más. Parado en casa. Y ya tiene ganas de salir a entrenar. Es un enfermo. 5 días y 4 horas corriendo
Eugeni no sólo ganó. Dejó a todos alucinados. Tardó 5 días, 4 horas y 52 minutos en completar el recorrido, un crono impresionante, rebajando el récord de la prueba en más de 20 horas. Una animalada. Iba tan rápido que le hicieron un control sorpresa a media carrera. Los organizadores le pusieron un tipo a correr al lado: le aguantó el ritmo 8 kilómetros, le felicitó y le dijo que siguiera adelante. Y lo hizo, a toda castaña, sin mirar atrás, solo contra sí mismo.
Durmiendo una hora al día. Es tan extrema la prueba que a ratos tenía alucinaciones. “Cuando me faltaba poco hablé con un amigo mío de la Pobla que se llama Notre, 'va ya llegamos', le decía. Pero en realidad no estaba a mi lado, claro”, explica Eugeni. Fueron pequeñas fugas mentales, no muy graves, porque los médicos aprovechan los cinco puntos de control para examinar a los corredores y si le hubieran visto muy mal no le hubieran dejado seguir.
Esta prueba supera todos los límites de la lógica del esfuerzo físico humano. Es por eso que le gusta a Eugeni. “Estoy un poco loco”, ríe, pero recupera un puesto más serio enseguida: “Me gusta hacerlo, marcarme objetivos aparentemente imposibles, porque cuando acabas la felicidad es inmensa, ni un Barça-Madrid te provoca algo así”, añade como guiñando el ojo a Carles Puyol, nacido en su mismo pueblo y del que es amigo.
En la Pobla, a Eugeni todo el mundo lo conoce como el 'Plus', porque en este pueblo de la comarca del Pallars Jussà quien más quien menos tiene un alias. A él le pusieron ese porque desde pequeño trabaja en el supermercado familiar, que se llama así. Ahora el alias le encaja aún mejor. Debes tener un plus muy grande para atreverte a participar en una carrera así y encima ganarla. El recibimiento que le dispensaron una treintena de personas de la Pobla , todos de diferentes pandillas, cuando volvió de su aventura en el aeropuerto de Girona aún le emociona.
Eugeni se entrenó mucho para llegar preparado. El último mes y medio salía a correr todos los días procurando provocar las mismas condiciones que se encontraría. “Unas dos horas al día, de vez en cuando dos sesiones y, los domingos, de 8 a 10. Buscaba nieve, barro, y todo con 8 kilos en la espalda, que son los que debía llevar encima en la Spine Race. En Año Nuevo no salí”, destaca como felicitándose de tanto sacrificio. Suele correr por lugares bucólicos de su entorno, que transforma en inmensos campos y montañas de entrenamiento. Vall Fosca, Montcortés, Boumort, Pessonada, Colomina son nombres habituales de sus rutas.
Es un hombre que ama su tierra. Ahora ha decidido conocer el mundo a través del deporte. Le cuesta dinero, pero se lo pasa en grande. Es su pasión, difícil de entender por los demás. ¿Por qué ir más allá del límite?, nos preguntamos. “Lloré mucho al llegar”, reconoce. Eran lágrimas de alegría
Su gesta, en primera persona
DORMIR
“Dormí una hora cada uno de los cinco días. Al final del recorrido veía borroso, me costaba mirar el GPS. Tuve alguna alucinación”.
COMIDA
“No me paraba mucho tiempo en los puntos de avituallamiento. Me examinaban los médicos de la organización, me hacía un par de bocadillos y 'torronets' (barras energéticas) y ya está”.
IDIOMA
"Una vez apuntado, me di cuenta que el inglés era obligatorio. Tuve que dar clases durante dos meses antes, los siete días de la semana. Lo que mejor sé decir es 'I lost my way ' (me he perdido). No debí utilizarlo mucho”.
ORIENTACIÓN
"Sólo me perdí a 10 kilómetros del final y el GPS se me había quedado sin batería. Llevaba hasta 400 mapas de la zona y había memorizado algo. Esto me salvó, pero fue duro tirar atrás. Acabé haciendo 438 kms”.
RETIRADA
"No puedes pensar en retirarte nunca. Si lo piensas es peor. No tienes que dudar nunca. Yo pasé momentos terribles, pero no dudé nunca ".
SOLEDAD
"Empecé a correr con Joel Jaile, otro catalán, pero él se tuvo que retirar. Hacer la carrera solo extrema la concentración".
RESISTENCIA
"Esto es supervivencia. No hay asistencia. Con la carrera acabada fueron a rescatar a cinco personas que se congelaban a 50 kilómetros".
GANAR
"Lloré mucho al llegar. Sentí una alegría inmensa, indescriptible ".
SUFRIMIENTO
"En las fotos no me reconozco. Las dos últimas horas de carrera tenía un dolor muy grande en las piernas. La nieve que se acumulaba entre la lengua de los zapatos y la tibia se hizo hielo y me iba picando en cada zancada. Cuando terminé lo tenía todo hinchado y lleno de sangre. Todavía hoy me están haciendo curas. Me sacan barro y piedras de la piel infectada. Me quedan de diez a ocho días más de tratamiento ".
DINERO
"No hay premios en metálico. Todo ello me ha costado 1.200 euros. No tengo patrocinadores. Sólo la marca Bussetus me cede material. Y una tienda de la comarca, cosas de Salomon"
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