Normalmente me cuesta mucho ponerme a escribir las entradas del Blog, pero
esta vez todavía me ha costado más. Ha sido al salir del Polideportivo de Noain
tras asistir al funeral de nuestro amigo Karolo cuando me he decidido a
escribir estas líneas. Antes de volver a la borágine de los Sanfermines ya que "ejerzo" de músico de peña, me he sentado delante del ordenador para escribir en pocas líneas lo
que no entraría en una Enciclopedia de doce tomos.
Normalmente este tipo de
"escritos" suelen estar llenos de tópicos pero qué se puede contar de
Karolo que no sepan los que han tenido la suerte de conocerle y de "disfrutarle".
"Organizador hiperactivo" es un calificativo que le va que ni
pintado. Ya fueran organizaciones de competiciones o de fines de semana,
puentes y demás festivos con los amigos, siempre tenía un plan preparado al que
como no, se apuntaban todos gustosamente porque sabían que sería un exito. Su
eterna sonrisa y su sentido del humor, siempre con un punto de picaresca, le
hacían ser un tipo sin igual. En los cinco años que estuvo entrenando conmigo,
nunca tuvo un mal gesto, constestación, etc. Cuando sonaba el teléfono y veía
en la pantalla "KAROLO MÓVIL", se me alegraba un poco el día, porque
sabía que al final íbamos a acabar echándonos unas risas con alguna ocurrencia
suya. Eso sí, si tenía una cosa que me irritaba un poco, no, mejor dicho, que me
daba una envídia del copón, era que el muy cabrito no se lesionaba nunca.
Preparaba
maratones de asfalto, marchas ciclistas(Noain – Mesa de los Tres Reyes - Noain,
la UTMB, Pierra Menta, Mezzalama, bueno, cualquier "burrada" que se
le ocurría, entrenaba como un loco y no se lesionaba. Nunca me contó el
secreto.... Las únicas veces que se saltaba los entrenamientos era cuando una
vez más se le ocurría "organizar" algo, decía: Peio, es que me ha
salido un viaje a Alpes o a Marruecos o cualquier sitio donde pudiera hacer lo
que más le gustaba, disfrutar de la naturaleza en compañía de sus amigos. Yo
qué le iba a decir, como buen navarro, si se le metía algo en la cabeza,
cualquiera se lo sacaba... Cuando dejó un poco de lado la competición, se
dedicó en cuerpo y alma al Nafarroako Mendi Eski Taldea, consiguiendo llevar
adelante un proyecto que siempre había tenido en mente. A parte de llevar el
nombre del equipo para adelante, ha conseguido “meter el gusanillo” a cuatro
jóvenes que seguro que sin él no estarían ahora donde están.
Se desvivía por
ellos, les llevaba a entrenar entre semana, al monte los fines de semana, a las
carreras, vamos, era para ellos el aitatxo Karolo. Espero que desde donde esté
siga echándoles una mano.
Y en cuanto a ti, Karolo, no te vas a librar de mí
tan fácilmente, ya me enteraré dónde estás y te mandaré puntualmente los
entrenamientos, no sea que por allí haya alguien que te eche un pique y te
pille desentrenado…
Hasta siempre, AMIGO. Beti gurekin!!!
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